1. Tu nicho es muy amplio
No le puedes hablar y gustar a todo el mundo, cada quien tiene sus intereses al igual que tu, por eso encuentra aquello que te gusta y muéstralo. El que te necesita, te va a encontrar.
2. No tienes un producto definido
No tener claro lo que ofreces y aportas solo acerca a las personas incorrectas.
Saber el “porqué” de lo que haces, tener claro a quién quieres ayudar y saber que es lo que mueve tu proyecto (Esa sensación dentro de ti, que te hace despertar feliz) es clave.
3. La identidad de tu marca no tiene coherencia
La manera visual cómo proyectas tu marca es esencial. Te ayuda a conectar con esas personas netamente interesadas en lo que ofreces, por cómo lo comunicas y por como se ve. ¡Tu marca llega a otro nivel!
4. No estás escuchando a tu audiencia.
No vendes o comunicas lo que quieres, tu audiencia está llena de necesidades, por lo tanto, es tu deber abrirte, escuchar y entenderlos para poder descifrar lo que ellos necesitan de ti.
5. Te comunicas con miedo
No dejas que tu voz real salga a flote, por miedo a lo que los demás van a pensar de ti o de lo que tienes para ofrecer. No a todo el mundo le va a gustar lo que haces, ni cómo lo haces y por eso es que hay espacio para TODOS!